El 29 de septiembre de 1946, la ciudad bonaerense de Ensenada fue testigo de una ceremonia que marcó un hito en la historia espiritual y militar de la Argentina. El presidente Juan Domingo Perón, junto a su esposa Eva Duarte de Perón, encabezó la solemne imposición de la Banda de Generala del Ejército Argentino a la imagen de Nuestra Señora de la Merced, consolidando oficialmente una devoción que se remonta a los albores de la patria.
Una tradición con raíces en la independencia
La Virgen de la Merced tiene una larga relación con la historia militar argentina. Durante las campañas libertadoras, fue venerada por los ejércitos patriotas y recibió un lugar especial en las oraciones del General José de San Martín, quien la proclamó “Patrona del Ejército de los Andes” y la llevó como guía espiritual en sus travesías libertadoras.
Su figura acompañó las luchas por la independencia y se convirtió en símbolo de protección, fe y fortaleza en tiempos de guerra. La ceremonia de 1946 vino a institucionalizar esta devoción, otorgándole rango oficial como Patrona y Generala del Ejército Argentino.
El acto en Ensenada
La elección de Ensenada como sede de la ceremonia no fue casual. La ciudad contaba con una fuerte presencia militar y naval, lo que la convertía en el escenario adecuado para un acontecimiento que buscaba unir la tradición religiosa con la identidad castrense y nacional.
El acto reunió a autoridades militares, funcionarios, representantes eclesiásticos y a una multitud de vecinos que fueron testigos de un momento cargado de emotividad. Perón, militar de carrera y líder político en ascenso, acompañado por Evita, sellaba con este gesto un vínculo simbólico entre el Ejército, la fe y el pueblo argentino.
El significado de la Banda de Generala
La imposición de la Banda de Generala a la Virgen de la Merced no fue un simple gesto ceremonial. En el protocolo castrense, la banda simboliza el mando y la jerarquía de una autoridad militar. Al conferirle este atributo a la Virgen, el Ejército Argentino reconoció de manera solemne su condición de protectora y guía espiritual, colocándola en un rango superior al de cualquier autoridad terrenal dentro de la institución.
De esta manera, la Virgen de la Merced se convirtió no solo en símbolo de devoción, sino también en un elemento identitario que refuerza la cohesión y el espíritu de cuerpo de las Fuerzas Armadas.
Un legado que perdura
Desde entonces, cada 24 de septiembre, fecha en que la Iglesia Católica celebra a Nuestra Señora de la Merced, el Ejército Argentino rinde homenaje a su Patrona y Generala con actos religiosos y ceremoniales en distintas guarniciones del país.
Estos festejos incluyen misas, desfiles y actividades conmemorativas que buscan mantener viva la memoria de aquel histórico acto de 1946 en Ensenada, en el que Perón y Evita consolidaron un vínculo que une la fe religiosa con la tradición militar argentina.
Memoria histórica
A 79 años de aquella jornada, la ceremonia sigue siendo recordada como un hito en la relación entre las Fuerzas Armadas y la religiosidad popular. Ensenada quedó grabada en la historia como la ciudad que fue escenario de la consagración oficial de la Virgen de la Merced como Patrona y Generala del Ejército Argentino, un título que hasta hoy se celebra con respeto y fervor.