La BAPI está signada por el bombardeo, los vuelos de la muerte y los recortes presupuestarios. Los trabajadores la defienden.
La base aeronaval de Punta Indio, de donde despegaron los aviones que bombardearon la Plaza de Mayo un 16 de junio de hace setenta años, pasó de tener mil empleados civiles a apenas ciento sesenta en la actualidad. Aún así, sigue siendo el principal empleador de la zona.
La BAPI, que resistió una media docena de intentos de cierre y ahora está un poco mejor, tocó fondo el año pasado, cuando se rompió una bomba de agua, no contaba con fondos propios para reponerla ni repararla y debió pedir una prestada al municipio.
“El deterioro de la base es el común a toda la infraestructura de Defensa a lo largo de las últimas décadas”, explica a Buenos Aires/12 el secretario general de ATE Punta Indio, Dabel Roblín.
“Confluyen varias cuestiones. Uno, la decisión de los primeros gobiernos democráticos de quitarles poder a la fuerzas armadas, en tanto amenazas a la institucionalidad. Dos, las sucesivas crisis económicas y, tres, la cantidad de material bélico que se perdió en Malvinas y nunca se repuso”, reflexiona quien es, a la vez, director de Asuntos Nacionales de ATE.
Mientras atiende a Buenos Aires/12, Roblín coordina detalles vinculados a la marcha del próximo miércoles. Agrega que “las últimas decisiones de compra de material aeronáutico que se hicieron son por lo menos polémicas”.
“Los pocos F14 que entregaron están escondidos en un galpón para que nadie los vea. Y los Super Etendard que compró Macri para el G20 tampoco están en condiciones de volar, porque tienen vencido el cartucho que eyecta el asiento. A cualquiera lo pueden cagar con un auto usado, pero en estas cosas no, hay procedimientos, cada pieza tiene historia, trazabilidad. Te cagan sólo si querés que te caguen”, sintetiza.
La base, cercana al Río de la Plata, justo en el extremo norte de la bahía de Samborombón, alberga todavía a la escuela de pilotos y al Escuadrón de Salvataje Marítimo. Para ello cuenta con viejos aviones Beechcraft Mentor y otros modelo B300 de la misma fábrica. Dentro del mismo predio, aunque no depende de la BAPI, también funcionan un hospital y una escuela secundaria.
Historia e influencia
La BAPI tiene en su historia dos páginas oscuras. La primera es la del bombardeo, con el que comenzó una etapa de hostigamiento al gobierno justicialista, que terminó con el golpe de estado, encabezado por el general Eduardo Lonardi y el Almirante Isaac Rojas, tres meses más tarde.
La segunda fue durante la última dictadura cívico militar, cuando la base fue utilizada como plataforma de despegue para los vuelos de la muerte, historia relatada en el documental “NN, tumbas en el río”, producido y dirigido por el concejal Ricardo Navoni (UxP). En noviembre de 2023, sobre el final del gobierno del FdT, la BAPI fue señalizada por la Comisión Provincial por la Memoria como sitio de la memoria. Posteriormente, la señalización fue vandalizada. Quedó así.
La historia de Punta Indio con los aviones es recurrente y bastante compleja. En 2010, el intendente radical Héctor Equiza intentó emplazar un avión militar en el centro de la plaza principal, entre el palacio de gobierno y la iglesia.
Las protestas de una porción importante de la sociedad impidieron que se consumara lo que denominaron “el monumento a los vuelos de la muerte” y el avión finalmente quedó en la entrada de un barrio militar. La Cooperativa de Vivienda de la Armada Argentina (COVIARA), que el gobierno nacional viene desfinanciando y cuyo cierre y desguace temen los empleados, tiene aún varios lotes en Verónica.
Autonomía
La BAPI está ubicada a mitad de camino entre las localidades de Verónica y la costera Punta de Indio, en el partido de Punta Indio. Cuando la Marina de Guerra, el arma más visceralmente antiperonista, alentada por un sector de la iglesia católica, decidió bombardear a sus connacionales civiles (algo sin precedentes), Punta Indio era la parte sur del partido de Magdalena.
Tras una intensa movilización popular, Punta Indio, con cabecera en Verónica y con fuerte identidad peronista, logró autonomizarse de Magdalena, tradicionalmente radical. Las protestas habían llegado incluso a cortar la ruta 36 a la altura del arroyo De Todos Los Santos, justo entre Álvarez Jonte y Las Tahonas. El parque más grande de Verónica, ubicado en la entrada del pueblo, que cuenta con un anfiteatro municipal y una laguna, lleva el nombre de “Parque de la Autonomía” en honor a aquella gesta, en tiempos de Eduardo Duhalde gobernador.
El 6 de diciembre de 1994, la legislatura provincial aprobó la creación del municipio número 134. El último en autonomizarse, el 135, fue Lezama, que hasta 2010 formaba parte de Chascomús.