Corrupción en Berisso: el libertario arrepentido y el coimagate mileísta

La política local de Berisso vuelve a estar en el centro de la polémica con nuevas denuncias de corrupción que involucran a dirigentes libertarios y a referentes del oficialismo peronista. El exconcejal libertario Daniel Del Curto, hoy definido como un “libertario arrepentido”, abrió un capítulo escandaloso en lo que ya se conoce como el coimagate mileísta.

Del Curto, que rompió con La Libertad Avanza en 2024 denunciando amenazas de muerte, sostuvo recientemente que un senador bonaerense de ese espacio, Carlos Curestis, le pidió que gestionara un retorno del 10% sobre los fondos destinados a viviendas populares, conocidos como Fondo de Integración Socio Urbano (FISU). Este presunto diezmo se montaba sobre la necesidad urgente de vivienda que sufren más de 50.000 habitantes de Berisso que viven en asentamientos precarios.

Las acusaciones no solo golpean al círculo libertario, donde también aparecen nombres como el de José Luis Espert y el excomisario Maximiliano Bondarenko, sino que también evidencian los lazos de Del Curto con el actual intendente peronista Fabián Cagliardi, socio político del ensenadense Mario Secco. Del Curto, tras su expulsión, votó en sintonía con el bloque oficialista, transformándose en un aliado estratégico para la gestión local.

El escándalo adquiere mayor relevancia al destaparse supuestas inversiones truchas y subsidios inexistentes para clubes barriales, que, según el propio Del Curto, formaron parte de los manejos turbios en la región. Todo esto alimenta la percepción de que la corrupción atraviesa a distintas fuerzas políticas, consolidando la desconfianza ciudadana.

En este contexto, la figura de Cagliardi tampoco sale indemne. Su historial como empresario vinculado a la patria contratista, sus negocios en Estados Unidos y la utilización de créditos millonarios otorgados por el Estado generan fuertes cuestionamientos. Al mismo tiempo, dentro del peronismo berisense se agudizan las tensiones con sectores de La Cámpora y con partidos como Principios y Valores, que acusan maniobras de proscripción en las listas locales.

La izquierda, a través del Frente de Izquierda Unidad (FIT-U), intenta capitalizar el descontento social. Con candidatos ligados al movimiento docente y al Polo Obrero, se propone disputar un espacio en el Concejo Deliberante de Berisso, levantando un programa basado en la transparencia de cuentas públicas, la ejecución de planes de vivienda bajo control de los trabajadores y una tributación extraordinaria a grandes empresarios de la región.

El 7 de septiembre, el voto en Berisso no solo estará atravesado por nombres y partidos, sino también por la discusión de un modelo político y económico. Mientras la “casta libertaria” se descompone en denuncias cruzadas, y el peronismo local enfrenta divisiones internas, la izquierda busca posicionarse como una alternativa frente a la corrupción y el clientelismo que golpean a la región.